martes, 1 de octubre de 2013

Déjà vu

Con unos cuantos años más, y casi tantos kilos de más como años, este verano me lancé a recordar tiempos pretéritos. Reconozco que nunca he sido amigo muy amigo de los rocódromos pero aventurarse por aquellas calizas de antaño es un poco arriesgado, siendo suave. Las sensaciones, aunque buenas, no son ni de lejos como las de antes. De momento hace falta un poco de entrenamiento acompañado de pérdida de peso. No es lo mismo ocho que ochenta. Eso está claro. Pero la posibilidad de escalar con mis hijos abre la puerta a recuperar actividades casi olvidadas pero que en su día ocupaban gran parte de mi tiempo. Y eso ilusiona. Además abre la posibilidad a ampliar las actividades con alguna ascensión sencillita en el Pirineo. De momento, para animar, material nuevo.

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